Era la década de los 80. Los compradores madrugaban a esperar los barquitos pesqueros que atracaban cerca a la extensión del Terraplén, próximo al Palacio Presidencial, en busca de pescado fresco.
Aún las sospechas de insalubre pesca en la contaminada bahía matizada por el aroma de la Taboguilla que arrastraba la brisa hacia tierra adentro, nada los desanimaba.
Cada mañana, el tiempo transcurría entre el resultado de la pesca, la conversa, el hielo, las escamas, y como fondo, la pintoresca parte de la histórica ciudad.
La presión provocada por el crecimiento de la urbe hizo que en 1989 se analizaron varias ofertas de apoyo extranjero para construir un mercado especial para procesar y vender los productos del mar.
Conocedores de la relación especial que hay entre los nipones y el océano, la generosa oferta de la Agencia de Cooperación Internacional de Japón o Jica, hizo de esta necesidad una realidad.
Con una inversión de 7.9 millones de dólares y bajo la estricta supervisión de profesionales japoneses, el Mercado de Mariscos inició operaciones el 14 de febrero de 1995, Día de San Valentín.
Animados por mejores ventas, comodidad para sus clientes y mejores condiciones de trabajo, los vendedores tomaron sus tablas de picar y sus piedras de amolar para mudarse a las nuevas instalaciones.
En el 2010, ante el auge del proceso de comercialización y de la ampliación de la Cinta Costera, se realizaron trabajos de remodelación y reubicación del área para estacionamientos.
Han transcurrido tres décadas, la actual administración alcaldicia realizó una evaluación técnica en la que se determinó la necesidad de crear un nuevo centro de expendios e hizo una propuesta estratégica para construir un nuevo Mercado de Mariscos.
Esta nueva versión se uniría al desarrollo de la Red Integral de Mercados Municipales o Rimmu, que propone administrar de forma eficiente una serie de centros de expendio acordes al futuro.
El actual Mercado San Felipe Neri, el nuevo Mercado de Pacora, el próximo Mercado de Pueblo, los futuros mercados de Chilibre, Alcalde Díaz, 24 de Diciembre, Tocumen, Las Garzas y el Mercadito de Calidonia se conectarían.
Esta unidad propone impulsar la innovación en la cadena alimentaria ayudando a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos a través del acceso a productos de primera calidad, al mejor precio.
La misión es establecer una plataforma de encuentro comercial de nivel nacional en que prevalezca la oferta múltiple, la integración con la comunidad y proceso constante de mantenimiento.
Incorporar la tecnología probada en los mercados periféricos del primer mundo para fortalecer una ‘cadena en frío’ capaz de preservar de forma eficiente productos hortofrutícolas y tan delicado rubro como el marisco.
Eso eliminaría la contaminación y por tanto los malos olores resultado de una tarea de higienización cada vez más compleja en un lugar que se ha quedado pequeño para afrontar tantos requerimientos.
Este plan conlleva un importante complemento vial, ya que para brindar una atención óptima es preciso incorporar nuevos y amplios accesos que despejarían la vía hacia el Casco Antiguo con frecuencia obstruida por el tráfico.
La obra misma favorecería la creación de miles de empleos para un sector construcción deprimido que depende en gran medida de los grandes proyectos que impulse el Estado.
Un mercado nuevo, más grande, más higiénico y con espacios para micro empresas artesanales, permitía impulsar la actividad económica y turística hacia una de las áreas más valiosas y admiradas de la ciudad capital.
Los mercados son sujetos vivos, con un periodo de vigencia, que demandan renovación, incluir y mejorar sus condiciones que respondan al proceso evolutivo propio de una ciudad socia-económicamente cambiante.
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