Fue a finales de un abril de 1915 bajo la presidencia de Belisario Porras, que en el Consejo Municipal de Panamá se estamparon las firmas con que crearon los corregimientos de El Chorrillo, un miércoles 28 de abril; San Felipe, Santa Ana y Calidonia el jueves 29 de ese año, abonando así los cimientos de una nación.
Todo empezó 396 años antes, cuando el 15 de agosto de 1519, por disposición del Imperio Español se estableció un asentamiento europeo en el litoral pacífico de Latinoamérica, el primero en Tierra Firme: Nuestra Señora de la Asunción de Panamá.
El asalto del pirata inglés Henry Morgan a esta ciudad en 1671, la Batalla de Matasnillos, el fuego ordenado de Gobernador Juan Pérez de Guzmán para evitar la toma del arsenal, el hambre y las enfermedades fueron lo que decidió el destino de los sobrevivientes y el asiento de la nueva ciudad.
Documentos de época cuentan que la pérdida de vidas humanas pudo alcanzar a 5,000 personas.
Tomás Mendizábal, investigador Asociado del Patronato Panamá Viejo, relata que Morgan y sus secuaces acosaron a la población todo un mes.
Se habla de los horrores a los que se sometió a la población para extraerle sus posesiones.
“Centenares de personas fueron secuestradas. Los familiares de quienes no pudieran pagar el rescate de 150 pesos serían llevadas a Jamaica y vendidas como esclavos”, cuenta.
Por decisión del Consejo de Indias, la reina gobernadora Mariana de Austria, en nombre de su hijo Carlos II, expidió la real cédula que ordenó el traslado de la ciudad a una península conocida como ‘Sitio Ancón’.
El 21 de enero 1673 los sobrevivientes cargaron carretas con pocas pertenencias rumbo a un emplazamiento defensivo, una tierra prometida donde cimentar sus hogares.
El presidente de la Real Audiencia de Panamá, don Alonso Mercado y Villacorta, decidió amurallar la nueva urbe en 1675.
Centrados en la Plaza Mayor con la Catedral al frente, rodeados por la sede de la Real Audiencia, edificios del gobierno y órdenes religiosas se levantaron casas de madera en solares reservados para las familias privilegiadas.
Frente al mar, en una planicie en un fondo rocoso, sobre una retícula perfecta, surgió San Felipe Neri, a 8 kilómetros de La Vieja ciudad y que en enero pasado cumplió 350 años de fundación y este 29 de abril, 108 años como corregimiento.
Como toda naciente comunidad urgió de suministros para sus moradores tan vitales como agua, tal como sucedió con el ‘Sitio Ancón’, ese primer conglomerado cuyo nombre se inspiró el avistamiento del Cerro.
En las faldas del elevado se originaban tres vertientes de agua siendo el más caudaloso ‘El Manantial del Rey’, según describe un plano en los archivos de la biblioteca ‘Presidente Roberto Chiari’ del Canal de Panamá.
Denominado ‘El Chorro’ surtía el suministro del que ilustran descriptivas fotografías que datan de finales del siglo XIX la ‘actividad aguatera’ realizada por esclavos de origen africano que iban del Sitio a la fuente de agua paliando esa y múltiples necesidades.
Del Chorro derivó el nombre al corregimiento de El Chorrillo, creado mediante Acuerdo Municipal N°6 del 28 de abril de 1915, hogar de una mayoría afroantillana que creció a la sombra de la construcción del Canal.
En el Tratado Hay-Bunau Varilla, pactado en 1903, se consignó la construcción de un acueducto para la naciente ciudad como parte del contrato de obras de la vía acuática.
“Este consistió en una tubería de hierro fundido de 16 pulgadas de diámetro y 16 kilómetros de longitud que llevaría el agua desde el reservorio de río Grande, cerca de Culebra, hasta la ciudad de Panamá y su periferia”, recoge la revista ‘El Faro’.
Al pie del Cerro Ancón, en una placa colocada cerca de donde una vez se escuchó el murmullo del chorrillo correr, recuerda a la poeta Amelia Denis de Icaza y su pregunta para la eternidad:
¿Qué se hizo tu chorrillo? Tu corriente al pisarla un extraño se secó, su cristalina y bienhechora fuente, en el abismo del no ser se hundió”.
A mediados del siglo XVII, a unas 300 varas del llamado ‘Sitio Ancón’, se alzó el caserío de Malambo, sector extramuros.
Como muchos asentamientos coloniales, frente al Parque se erigió una Ermita consagrada a Nuestra Señora de Santa Ana, madre de la Virgen María, protectora de los esclavos y gente libre.
La Ermita fue edificada por mandato de la Corona Española en 1568 en la antigua ciudad de Panamá La Vieja, que fue destruida durante la quema tras la incursión del pirata Henry Morgan en 1671.
Tal como la Iglesia de la Merced, fue reedificada en el lugar que hoy ocupa, en los predios extramuros por disposición de las autoridades de entonces de la ciudad https://es.wikipedia.org/wiki/Santa_Ana_(Panam%C3%A1)#cite_note-21678 y dio nombre cristiano al creciente suburbio.
A su alrededor se construirían viviendas humildes de trabajadores y servidumbre de los ‘intramuros’, hasta que en los albores de 1850 arribaron en tránsito migrantes españoles contagiados por la Fiebre del Oro en California que conformaron una sociedad en 1885.
En la vía Peatonal como testigo mudo de esa presencia, la hermosa fachada de la derruida Sociedad Española de Beneficencia construida en 1920 que se resiste a sucumbir a los embates del tiempo.
Santa Ana se rodeó de haciendas y hatos ganaderos. Destacó por una vocación comercial y de tránsito dada su estratégica ubicación a la entrada de la ciudad desde el Camino Real y acceso al puerto de Playa Prieta.
Santa Ana fue un bastión de la lucha independentista, una comunidad con beligerancia política y una vocación democrática alimentada por una conciencia racial que abrió paso a un creciente nacionalismo, clave en los cambios sociopolíticos que marcaron la era.
“El Arrabal estuvo lleno de contrastes. Se traficaron esclavos y se discriminó con violencia, pero también allí se incubó una incipiente clase media, se creó un único título nobiliario colonial en Panamá, -el del conde de Santa Ana, a fines del siglo XVIII…”, afirma Carlos Fitzgerald, consultor del Patronato de Santa Ana.
Este 26 de julio la comunidad celebrará los 350 años de creación y el 29 de abril, 108 años de ser un corregimiento, estatus recibido mediante Acuerdo Municipal N°6 del 29 de abril de 1915.
‘Bahía Caledonia’ por su acceso al mar, fue el no nombre que recibió de William Patterson, un banquero y mercader de origen escocés en su paso que este territorio ubicado al extremo oriental de la naciente ciudad entre 1698 y 1699.
Durante un viaje al Caribe, Patterson concibió el fallido ‘Plan Darién’, que consistía en crear una colonia escocesa en esta selvática región para facilitar el comercio con el Lejano Oriente.
Debemos don Francisco Silvestre y Sánchez, representante español del virreinato de Nueva Granada, que en sus escritos se refiriera a esta
comunidad como ‘Calidonia’, resultando así la latinización de su nombre.
Muchos lugareños, en mayoría negros y mulatos, se establecieron en esa inclinación, actual barrio de San Miguel, donde construyeron una cuarentena de bohíos.
En 1880, la construcción del Puente de Calidonia permitió comunicar al reducido poblado con los caseríos de afueras, y expandirse hacia la región conocida como Las Sabanas.
Con la misma vocación de lucha arrabalera, los moradores de Calidonia influenciaron poderosamente la forma en que se escribió la historia patria.
Un antecedente de carácter se dio el 15 de abril de 1856 cuando se suscitó el ‘Incidente de la Tajada de Sandía’ en al área de Ciénaga, ahora Plaza 5 de Mayo. Oriundos se enfrentaron y norteamericanos por la negativa de un atrevido extranjero de pagar por la fruta consumida.
Durante la unión con la Gran Colombia, se registraron diversos choques entre Liberales, que impulsaban la gesta separatista, y Conservadores, que la adversaban, siendo el más sangriento, la batalla del Puente de Calidonia, hoy Monumento a Gandhi.
Entre el 21 y el 26 de julio de 1900, como parte de la Guerra de los Mil Días se suscitó tan sangrienta confrontación que culminó con la cruenta derrota de los Liberales que perdieron unos 700 hombres, en manos del ejército Conservador que sufrió casi 100 bajas.
Un 24 de julio es el día más doloroso por la abrumadora cantidad de vidas perdidas.
Testimonios orales hablan de que los cuerpos no reclamados de los caídos fueron sepultados en una fosa común en las afueras de la ciudad, en algún punto de la ahora la vía Ricardo J. Alfaro, y que por eso la llaman ‘Tumba Muerto’.
“Honor y gloria a los mártires que marcaron el inicio de esta República”, es el reclamo del historiador e investigador Rommel Escarreola, en una entrevista a Vanessa Posada del Sistema de Radio y Televisión Estatal.
Son breves memorias que recuerdan las grandes necesidades de nuestros ancestros, su dolor, miedo, valor y sobre todo el honor de quienes dieron sus vidas para escribir con sangre la historia de un Municipio que antecedió a la conformación de la República de Panamá.
En esta fecha, se les rinde tributo, se les reconoce y se les recuerda.
Referencias
108 años del corregimiento de Santa Ana, ‘¿Manantial del Rey o El Chorrillo?’ Publicación de la Revista El Faro, Canal de Panamá.
Redacción. Crítica Libre en Línea, La Sociedad Española de Beneficencia en sus inicios.
Ana Elena Porras, La Batalla del Puente de Calidonia, La Estrella de Panamá, 27 de marzo de 2022.
Carlos Eduardo Rodríguez, Más allá del Ferrocarril. La Estrella de Panamá, 29 de julio de 2020.
Carlos Eduardo Rodríguez, Calles globales y barrios globales: raíces del arrabal santanero. 6 de abril de 2022.
Andrés Lee González y Belkis Hidalgo. ‘108 años del corregimiento de Santa Ana’. Medio Digital Ensegundos, 26 de abril de 2023.
© 2024 -2029 | Municipio de Panamá
Todos los derechos reservados