Hace 120 años, un 15 de mayo de 1903, en la Plaza de Francia, antigua plaza de Chiriquí fue injustamente ejecutado Victoriano Lorenzo, héroe panameño, líder indígena, general revolucionario, auténtico dirigente popular que pagó con su vida su vocación y decisión de defender los intereses de las clases pobres y desprotegidas de la sociedad de entonces.
Victoriano Lorenzo nació en la provincia de Coclé en 1867. Hijo de María Pascuala Troya y su esposo Rosa Lorenzo. Se casó con María Lorenza Morán, aprendió a leer y a escribir con el sacerdote jesuita Antonio Jiménez de Capira, y en 1889 ocupó el cargo de corregidor de El Cacao.
Su vida estuvo llena de sobresaltos que incluyeron su disputa territorial y reivindicativa con el corregidor Pedro de Hoyos, por el injusto y arbitrario cobro de diezmos y primicias a la comunidad indígena de Trinidad.
Su encarcelamiento de 9 años por la muerte de Hoyos, a quien mató en defensa propia y su decisión de defender a la población indígena de las injusticias e iniquidades cometidas por los gamonales locales que lo llevó a apoyar al bando liberal contra el gobierno central conservador en la Guerra de los Mil Días que se extendió por toda Colombia.
De hecho, se le considera un caudillo y héroe nacional de Panamá, precisamente por su participación en la Guerra de los Mil Días (1899-1902), la cual le proveyó de gran influencia en el istmo de Panamá, porque en ella estuvo luchando contra los abusos que cometían las autoridades conservadoras en contra de los istmeños y en favor de los liberales que prometían el fin de ese estado de cosas.
Victoriano Lorenzo se caracterizó por su inteligencia desempeñándose como auxiliar, pasando a ser secretario de oficiales.
Se hizo sastre, barbero y leyó sobre las leyes.
Fue secretario del gobernador del Cabildo Indígena, desató la rebelión de los aborígenes luchando por tierra y libertad.
Al ser derrotados los liberales en julio de 1900, en la Batalla del Puente de Calidonia, se encargó de esconder las armas que los rebeldes lograron conservar, comenzando exitosamente una guerra de guerrillas que lo llevó a ocupar Penonomé.
De acuerdo con Austin y George (2003) “Victoriano fue nombrado General de División de las tropas liberales que, a partir de ese momento, solamente cosecharon victorias. Desató la rebelión de los originarios luchando por tierra y libertad. La influencia que ejercía entre los indígenas lo convirtieron en el jefe más peligroso de la rebelión, pues atraía cada vez más hacia sus filas al resto de los desheredados”.
Por esta razón, cuando, el 24 de octubre de 1902 conservadores y liberales firmaron el pacto de la hacienda “Neerlandia”, que se hizo acuerdo de paz definitivo el 21 de noviembre por medio de su firma a bordo del acorazado estadounidense USS Wisconsin estuvo claro que Victoriano no era parte del acuerdo.
Fue apresado el 28 de noviembre y condenado a muerte.
Las autoridades se negaron a entregar su cadáver a sus amigos y familiares.
Suponen los cronistas de la época que tal vez fue enterrado en una fosa común en el Cementerio Amador.
“Muero como murió Jesucristo”, fueron sus últimas palabras.
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