Hacia los potreros de la entonces capital, en una finca de 70 hectáreas donde pastaban robustos hatos de ganado, se asienta hoy el gran barrio de Betania, un vecindario surgido de la expansión urbana.
Hasta 1938, la periferia el crecimiento de la ciudad sobrepasó los linderos de San Felipe, Santa Ana y El Chorrillo. Luego San Francisco de la Caleta, Río Abajo y Pueblo Nuevo de las Sabanas.
Hacia 1940, esa inusitada evolución motivó el Gobierno a contratar los servicios del técnico urbanista austríaco, Karl H. Brunner quien diagnóstico en su informe: “Desarrollo urbano y plano regulador de la ciudad de Panamá”, los dilemas citadinos y sus posibles soluciones.
Como respuesta, el Estado compró los potreros a la familia Icaza, a través de su representante en la Inmobiliaria Unión S.A., José Domingo Díaz, cuya inversión significó $192 mil.
Su propósito: atender la escasez habitacional y en consecuencia el aumento de las viviendas de inquilinato.
En agosto de 1944 se creó el Banco de Urbanización y Rehabilitación (BUR) para facilitar las gestiones crediticias.
Para el diseño y propósito de este modelo desarrollista se contrató a los prestigiosos arquitectos Ricardo J. Bermúdez y Guillermo De Roux.
Era presidente entonces, Arnulfo Arias Madrid.
Primera Ciudad Satélite
El plan, edificar mil 500 unidades de viviendas, dos escuelas primarias, un centro comercial, campos de juego, un centro comunal y la iglesia con unidades de servicios públicos.
En la medida de su desarrollo se le fueron asignando nombres según la cantidad de viviendas construidas: Las 100, Las 200, Las 300, Las 500 y Las 900, algo original en materia de nomenclatura inmobiliaria.
Por influencia del profesor Ángel Rubio, educador, investigador y cartógrafo, considerado el Padre de la Geografía en Panamá propuso identificar los sectores con nombres de barrios españoles: Barrenduela de Portobelo, Barrenduela de Río Grande, Barrenduela de Ancón, La Rúa del Espíritu, El Pasadizo de Hermanos y la Ronda de Matasnillo, entre otras.
El 20 de abril de 1947 se entregaron las primeras 30 residencias haciendo de esta la primera ‘ciudad satélite’, es decir, un núcleo urbano con cierta autonomía funcional, dependiente de otro mayor como el Gobierno Central.
Fue la primera en Panamá y la segunda en todo el continente.
En 1949, Miraflores de Betania se convierte en el primer residencial para educadores en toda Centroamérica.
Ángel Rubio, en su libro, “La Ciudad de Panamá” relata que a los albores de 1950 el barrio contaba con 612 unidades de vivienda, 2 unidades comerciales, calles, aceras, una la carretera de circunvalación luego conocida como ‘Camino Real’, y un moderno sistema de alcantarillado.
Detalla, que las casas de venta se adjudicaban mediante sorteos públicos y la deuda de los nuevos sujetos de hipoteca se amortizaba en un plazo a 20 años con pagos mensuales a razón de B/.7 por cada B/.1,000 de deuda.
Los Guayacanes en Betania
Entonces surgieron nombres como Vista Hermosa igual que el barrio al otro lado de la Vía Transístmica, Guayacanes, Villa BUR, Bastidas y Betania fueron considerados por la comunidad.
En una iniciativa democrática, el gerente del BUR, Max Arosemena sometió la decisión a una votación en la que participarían los nuevos residentes.
El 28 de noviembre de 1952, por 277 votos y 77 nominaciones, se eligió nombre de ‘Betania’, seguido por el de ‘Guayacanes’, esa especie arbórea de brillante floración amarilla que inspiró luego la reforestación de patios, parques y servidumbres hasta convertirse en un atractivo barrial.
Betania en recordación de aquel lugar que indica la Biblia, Jesús pasó la mayor parte de su vida terrenal.
Por eso, cada 28 de Noviembre, fecha en que Panamá se independizó del Imperio Español, Betania reconoce el aporte de sus Hijos Meritorios, sus estudiantes honran la Patria desfilando, y personas de todas las edades acuden a compartir el jolgorio.
Entre Betania y el Cangrejo
Sobre el particular trazado de las calles betanienses, llama la atención Rodrigo Guardia en su escrito publicado en La Estrella de Panamá en la edición del 31 de junio del 2021.
Las amplias curvas de circunvalación que se adaptan al terreno, las veredas peatonales que atraviesan las cuadras son características que comparte con El Cangrejo, otro barrio desarrollado en ese semejante período.
Betania posee un importante patrimonio en equipamiento urbano; el gimnasio Yuyín Luzcando, dos piscinas municipales y 28 parques públicos y una renovada rotonda que dará imponencia a la entrada principal al barrio.
Aún la urbanización industrial se preserva una identidad; áreas verdes, muchas casas y chalés residenciales que van delimitándose por torres de departamentos.
Betania, el corregimiento
Fue hasta 1960 que mediante Acuerdo Municipal N°70 del 23 de junio que se creó el corregimiento de Betania.
Para ese entonces concentraba más de 13 mil viviendas en 4 barriadas y 8 urbanizaciones inicialmente diseñadas por el arquitecto Stephen Arneson recomendado por el National Housing Agency de Estados Unidos y la arquitecta Rosa E. Palacio quien aportó la opción de viviendas económicas.
Un importante número de propietarios preservan sus hogares, incluso muchas casas con pocos cambios donde se reúnen varias generaciones.
La estratégica ubicación y en efecto la alta cotización del terreno, la presión comercial ha cedido para adaptarse a la fachada comercial del área.
Quedan las memorias. Relatos de vecinos que vieron vacas y caballos pastando al amanecer y vieron partir cuando grandes camiones vinieron a mudarlas a fincas en Cerro Azul.
Así es como el barrio sigue siendo un vecindario que ha evolucionado en el tiempo sin perder su esencia.
Con frecuencia se escucha a los parroquianos ir hacia Club X o gritar:
– ¡Taxi!
– ¿Pa dónde?
Al Ingenio, por la antigua lechería.
– ¡Venga!
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Referencias
Betania pasado, presente y futuro | Día a Día (diaadia.com.pa)
Betania: expansión urbana a mediados del siglo XX (laestrella.com.pa)
Betania, corregimiento que no termina de crecer | Panamá América (panamaamerica.com.pa)
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