El foro Educación Ambiental organizado por la Alcaldía de Panamá cerró su ciclo tras la participación con las exposiciones presentadas por cuatro expertos ante los estudiantes de la Universidad Interamericana de Panamá.
La actividad fue organizada por la Dirección de Gestión Ambiental, tuvo lugar en el Teatro Gladys Vidal y contó con la exposición de Leslie Quezada quien habló sobre la Educación Ambiental en Panamá, su legislación y cómo la desarrollamos en la práctica.
Mientras que a segunda hora participó la ingeniera Malu Ramos, en representación de Ancón quien habló de los hábitos de consumo responsables.
Los dos últimos temas fueron desarrollados por la arquitecta Jannia Samuels, de la Dirección de Resiliencia de la Alcaldía de Panamá y Sandy Watemberg de la fundación “Marea Verde”.
Los expositores invitaron a los estudiantes a que pasen a la acción debido a que ellos conocen la teoría sobre el reciclaje y el medioambiente.
Leslie Quezada de Hogar Eco OBC planteó la interrogante sobre qué hacer con el aceite de cocina, la experta indicó que después de que su vida útil termine, este producto debe ser vertido en una botella plástica para ser llevado a centros de acopio.
Posteriormente, estos son llevados a las empresas y estos a su vez los envían a Europa donde el aceite de cocina es convertido en combustible biodegradable.
Quezada precisó que el Decreto Ejecutivo Nº 270 de 15 de marzo de 2013, establece las normas para la reutilización del aceite vegetal, en cualquier establecimiento de interés sanitario.
Sentenció que un litro de aceite puede contaminar mil litros de agua.
Mientras que Malu Ramos, quien forma parte de Ancón, habló de su experiencia en la organización de las jornadas de reciclaje y educación ambiental.
Definió la basura como todo lo que ya no se usa, en tanto que el residuo es lo que gracias a la tecnología se tiene la capacidad de tratar y transformar materiales, y el desecho es aquel que no tienen tecnología para ser tratado.
Según Ramos, las jornadas de reciclaje buscan que los actores jueguen su papel y asegura que poco a poco se han ido sumando más voluntarios y empresas en todo el país.
Exhortó a los estudiantes a que se conviertan en multiplicadores de la información sobre el cuidado del medioambiente y reciclaje.
Mientras tanto, la arquitecta Jannia Samuels explicó a los estudiantes los convenios que la Alcaldía de Panamá ha firmado con fundaciones para llevar adelante su política de reciclaje y tratamiento de residuos.
Uno de ellos fue el que el alcalde José Luis Fábrega firmó a finales del 2022 con la Fundación Botellas de Amor.
Esta fundación recibirá los desechos plásticos que recoja la dirección de Gestión Ambiental durante las limpiezas de playas.
Con estos insumos, la fundación convertirá los plásticos en mobiliario urbano.
Hay que recordar que la Alcaldía recibió una donación “Urban Ocean” de dos equipos que le ayudarán a este propósito.
Samuels también explicó cómo la deficiente recolección de la basura provoca que los desechos terminen en los ríos y lleguen al mar.
Esto provoca las inundaciones y además debido al cambio climático algunos sectores de la capital presentan inundaciones provocadas por el incremento del nivel del mar.
Asimismo, la funcionaria explicó que la ley que creó la Autoridad de Aseo Urbano y Domiciliario de Panamá tiene atada de las manos a este municipio en el tema de la recolección de la basura.
Sin embargo, la Alcaldía, dentro de lo que la ley le permite, desarrolla proyectos de reciclaje con Botellas de Amor y Basura Cero.
Por su parte, Sandy Watemberg directora ejecutiva de Marea Verde, una organización sin fines de lucro que fue creada en el 2017.
Esta organización busca promover la acción cívica y la conciencia en cómo mitigar la contaminación por desechos sólidos en los ríos y costas de Panamá.
En su exposición, Watemberg presentó a Wanda Díaz, un dispositivo que ha sido instalado en el río Juan Díaz.
“La idea es que Wanda se mueva con el flujo del agua y le de energía a la primera banda transportadora para subir los desechos, pero en el caso de que no haya suficiente corriente en el río, tenemos paneles solares para generar la energía que se necesaria”, detalló.
Watemberg explicó que para esto es importante usar a BoB, que es una trampa que retiene la basura que posteriormente será llevada por la banda transportadora.
Sostuvo que los elementos que no se pueden reciclar caen en otro contenedor, mientras que todo lo que sí se puede reciclar es separado manualmente y es llevado a una segunda banda transportadora hasta un centro de acopio para su correcto reciclaje.
La expositora añadió que los elementos que no se pueden reciclar son enviados a las plantas de Cemex porque “ellos tienen hornos que usan estos desechos para generar energía para producir su cemento”.
“Así es como cerramos el ciclo de esto que estamos recorriendo”, expresó.
De hecho, Watemberg dejó claro que este proyecto no es solo es para recoger desechos y que una parte importante es la comunicación para que las personas se enteren del proyecto.
El otro componente es la investigación que se basa en dos partes, y es que ellos cuentan con un Software que reconoce los materiales que llegan al río y la otra, es la ubicación de los pataconcitos para saber de dónde viene la basura para lo que utilizan un drone que sobrevuela el área e identifica los puntos de acumulación de basura para presentarlo a las autoridades locales.
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