Desde su infancia en el populoso barrio de Santa Ana, Digna Vásquez lleva acumulando experiencia en el ballet, ahora con 20 años comparte todos esos conocimientos con sus alumnas en la Escuela Municipal de Bellas Artes ubicada en el Edificio Hatillo.
“Como bailarina quiero llegar lo más alto que se pueda y como maestra quiero dejar una parte de mí a mis alumnas. Quiero que ellas vean en mí a una persona de confianza”, precisa.
Vásquez asegura que le gusta el sistema de trabajo en la Escuela Municipal de Bellas Artes porque, según sus palabras, “las niñas no tienen que pagar para recibir clases de ballet que están a la altura de una escuela privada”.
“Me fascina compartir mis conocimientos y que mis alumnas sientan que están haciendo un trabajo que vale la pena y como les digo siempre, si vamos a aprender ballet, lo vamos a hacer bien”, asegura.
Digna tiene un año de estar impartiendo clases en la escuela municipal e intenta aprender de sus colegas como la maestra de danza contemporánea, Karla Pothá. “Me fijo en cómo ella trabaja, cómo es con los padres, me pasa igual con la profesora Karla Tapia. Ellas son ejemplos a seguir”, consideró.
Digna Vásquez nació en Santa Ana y desde muy temprana edad inició su interés por el ballet. A los 10 logró una beca para ingresar al Ballet Academy de Maruja Herrera hasta ser parte del Ballet Nacional de Panamá.
Con aquel cambio de academia, se encontró con una nueva puesta en escena. “Allí todo era competencia, todo era entrenamiento; llegaba a las 3:30 de la tarde y salía a la 10:00 p.m.”, recordó.
A pesar de que el entrenamiento en la academia de la profesora Herrera era exigente, ella como estudiante sabía que tenía que hacer su mayor esfuerzo, no podía descuidar sus tareas y rendir en la escuela.
“Era exhaustivo, pero me mantuve en ese ritmo hasta que me gradué a los 18 años. Seguidamente, explica Vásquez, llegó el turno de ingresar en The Youth Ballet Company. Allí estuvo un año.
En The Youth Ballet Company forman a los bailarines para que cuando den el salto al mundo profesional, es decir, lleguen al Ballet Nacional, estén preparados física y mentalmente para ese reto.
Según Digna, el ballet es complicado para muchas personas, ella dice que es “es difícil de entender, pero a la vez es humilde y sencillo. Es delicado, y al mismo tiempo es súper fuerte”.
De hecho, la maestra de la escuela municipal se suma a las voces que consideran el ballet como un deporte. Explica que al igual que cualquier atleta de élite, los bailarines tienen que entrenar igual e inclusive mucho más que otros atletas.
“Nosotros tenemos que tener y mantener el cuerpo de una modelo y a la vez tener la fuerza y la estamina para bailar”, apuntó.
Digna destaca que para lograr sus sueños de estar en el ballet, una disciplina que en sus palabras es “carisíma”, no obstante, ella contó con el apoyo económico de muchas personas.
“Mi mamá Dolores Carrasquilla trabajó en la Escuela Tú Guía como trabajadora manual y allí conoció muchas personas que nos ayudaron a mi hermana y a mi. Mi madrina Haydee Ortiz y mi madre, fueron las que pagaron los gastos de una estudiante de competencia porque esto es muy caro”, precisa.
A sus escasos 20 años, Digna forma parte del cuerpo de bailarinas del Ballet Nacional de Panamá. “Tengo cerca de dos años y allí hay jerarquías, tú para llegar a ser un rol tienes que desempeñar todo lo que tienes en clases. Para llegar allá hay mucho trabajo y disciplina. Uno aprende de las personas que están allá arriba”, reflexiona Vásquez.
Entre las personas de las que Digna aprende lo más que puede es con la primera bailarina del Ballet Nacional, Manuelita Navarro.
“Manuelita, para muchas de nosotras, es una gran inspiración; ella es una bailarina increíble, es una bella persona. Aprendemos mucho de ella”, sentenció.
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