Como una persona de exquisitos modales y gran corazón que se hacía merecedor del aprecio de quienes lo conocían, describe la historia al Dr. Heliodoro Patiño.
Hombre inteligente, con un brillante desempeño que ejerció como abogado en un plano de justicia, destacando siempre por su imparcialidad.
El Dr. Patiño vino al mundo un 9 de marzo en 1869 en Antón, provincia de Coclé, para convertirse en un estudiante modelo, proyectando siempre valores familiares.
En 1888, se estableció en la ciudad capital, en la calle 14 Oeste, Santa Ana, en el número 25, y su oficina en la Avenida Norte, hoy Eloy Alfaro, desde donde representó a clientes, entre ellos, varias empresas extranjeras.
Contrajo matrimonio con doña Clementina Cordones con quien al no tener descendencia, acogió en adopción a una niña que llamaron Vicenta Patiño, ‘Tita’.
Desempeño profesional
Ejerció como secretario de Instrucción Pública, luego presidente de la Convención Nacional de Panamá, secretario de Gobierno y Justicia durante la administración de Pablo Arosemena. Fue presidente de la Asamblea Nacional en 1910 y presidente del Consejo Municipal.
Su labor jurídica actuó como abogado del Banco Nacional, magistrado y luego vicepresidente de la Corte Suprema de Justicia.
Reconocido como uno de los hombres más cultos e inteligentes de esta época, no solo ocupó importantes cargos, sino que además influyó en la exigente actividad política destacando como miembro del directorio nacional del Partido Liberal.
Fue convencional en la Constituyente de 1904 por la provincia de Panamá junto a Pablo Arosemena, Fabio Arosemena, Demetrio Brid, Luis Guillermo De Roux, Gil Sánchez, Nicolás Tejada y Ciro L. Urriola.
Con su ilustre nombre se designó una calle en el exclusivo sector de Paitilla, San Francisco, mismo corregimiento donde en calle 75 hace 50 se construyó un revitalizado Gimnasio que lleva su nombre.
Su memoria más significativa es el Parque Heliodoro Patiño en la Avenida José Agustín Arango, revitalizado para máximo disfrute dedicado a la población.
El Dr. Heliodoro Patiño murió en la ciudad de Panamá el 29 de septiembre de 1928, dejando como legado un aporte a la nacionalidad junto a una trayectoria digna de emular.
Jovialidad, franqueza, cultura y honestidad son algunos de muchos adjetivos que resaltan en su breve pero profunda descripción como ser humano y profesional.
Preservar los espacios públicos que se desarrollan y mantienen con los recursos municipales que aportan los contribuyentes, es lo que enaltece la memoria de quienes ayudaron a construir esta nación.