Además de la desparasitación, a los felinos se les hace una revisión general de las garras, para asegurarse de que no crezcan en exceso. En caso de ser necesario, se colocan troncos en el recinto para que ellos puedan limar las garras como lo hace un gato doméstico, ya que, recordó Smith, es un comportamiento común de los gatos.
“Revisamos también su pelaje y que sus dientes no tengan caries”, añadió Smith.
Por otro lado, Smith señaló que todos los procedimientos son realizados con cuidadores de felinos y en ocasiones se apoyan con investigadores que trabajan con estos animales, como es el caso del magíster Josué Ortega.
“Este trabajo lo hacemos en conjunto porque es toda una logística llevarlos a anestesia y cuando están en esa situación se toman todas las muestras necesarias”, detalló Smith.
La veterinaria insistió en que se trata de un proceso complejo y de mucho cuidado, ya que se maneja a felinos grandes y potencialmente peligrosos, por lo que se limita el acceso a solo personal del parque con entrenamiento previo en el manejo de estos animales.
“Por lo general, la anestesia nos permite trabajar unos 40 a 45 minutos. Cuando es el caso del jaguar, tenemos el apoyo de una máquina de anestesia inhalatoria que nos permite extender el proceso, pero igual esos equipos se deben trasladar a ese recinto para que pueda ser atendido”, señaló Smith.
En este sentido, recordó que, al tratarse de felinos, el acercamiento es complicado y tiene que ser meticuloso, puesto que estos animales no se pueden anestesiar todo el tiempo.
“Cuando el animal está bajo anestesia, lo tenemos con medidores multiparámetros para tener una idea de cómo está su corazón y cada 10 minutos le tomamos la frecuencia cardíaca y respiratoria. Eso nos permite hacer otros análisis”, sentenció Smith.